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Extiende la tela sobre la superficie de trabajo.
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Vierte el bicarbonato de sodio (1 a 3 cucharadas) en tu bol o taza pequeña.
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Añade el peróxido de hidrógeno al bol que contiene el bicarbonato de sodio y remueve hasta que se forme una pasta espesa.
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La consistencia de la pasta debe ser similar a la de una pasta de dientes espesa y granulada.
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Unta una capa gruesa de la pasta en las placas de la plancha.
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Deja que la pasta se asiente en las placas durante 5 minutos antes de proceder.
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Utiliza el paño o la esponja para fregar las placas de la plancha hasta eliminar toda la acumulación.
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Una vez que se haya eliminado toda la acumulación, limpia toda la pasta restante en tu bol.
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Desecha la pasta de bicarbonato de sodio en un fregadero o cubo de basura.
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