Un último desvío antes de dirigirnos adentro: no podemos resistir sacar nuestra tecla de comando favorita para un vistazo a la membrana resistente al ingreso de polvo o agua.

Nos guste o no, parece que lamariposa llegó para quedarse.

Luego de algunos giros de nuestro destornillador para pentalobes, un buen tirón libera la caja trasera de sus dos clips y estamos en el interior.

Este procedimiento simple nos hace sonreír en comparación con algunas de las tapas tramposas que encontramos recientemente en MacBooks y MacBook Pros.

En el interior, divisamos: una placa lógica pequeña, un ventilador solitario, un par de altavoces grandes y elongados, y un disipador de calor interesante parecido a un radiador.